jueves, octubre 20, 2005

Piteate un flaite


Hace no mucho tiempo atrás, estuvo de moda un comercial radial de la Cerveza Escudo, donde se personificaba a un "flaite", tanto en su bajo nivel cultural como también en su "limitada" inteligencia. Era aquel que "parlaba como todo un Gendert-man...", ese mismo. Posteriormente nació la "campaña" de radio Carolina, en que se llamaba a "pitearse un flaite". Al principio es jocoso, especialmente la propaganda, sin embargo, dándole más de una vuelta, queda en el fondo una sensación de intolerancia y discriminación tácitas, socialmente aceptadas y sancionadas, en las que solemos participar todos nosotros a diario.

Y por qué el asombro? Porque asistimos a ese tipo de fenómenos de atropello o menoscabo a las libertades individuales, a los tan mentados derechos humanos, y que todos avalamos, que todos compartimos, y que nadie percibe en lo absoluto como negativo. Todos participamos en estas dinámicas de discriminación, y sin embargo, todos decimos estar en contra de ella. Obviamente, un doble discurso, una hipocresía social evidente, una más de las que nos caracteriza como sociedad chilena

Para que nuestro jóvenes hallan llegado a plantearse el tema de “pitearse un flaite”, significa que la Educación, con todos sus objetivos transversales de por medio, no ha cumplido su objetivo, y ha fracasado como instrumento de cambio social. Al menos así ha sido hasta ahora. Este fracaso se extiende sin duda también a la Familia, la que por muchos años ha pretendido delegar su función educacional única al estamento escolar. Y qué decir acerca del fortalecimiento de los Valores. Hay un tema de dinámicas educativas además, dónde los estamentos educativos parecieran haber renunciado, curiosamente, a fortalecer la constitución valórica en sus alumnos, casi como si esto fuera un signo de atraso cultural, de prácticas retrógradas y medievales, debilitando y reduceindo así el campo de influencia positiva que el colegio debiera ejercer en su labor formativa.

Creo que la gente en forma natural tiende a ser discriminador y excluyente. Hoy el mundo se horroriza ante la mera mención de Hitler, un monstruo por cierto, desde todos los puntos de vista condenable. Sin embargo qué poco se enfatiza el papel que la gente, los ciudadanos, tuvieron en todas las atrocidades cometidas. S e me hace muy difícil creer que un solo hombre halla sido capaz de levantar un discurso de exclusión y discriminación social, solo un hombre, y que a su vez halla logrado facinar a toda una nación detrás de sí. Creo más bien que este tipo de personajes son producto de una sociedad, del pensamiento de una sociedad (antes que líderes visionarios, tienden a ser agudos oportunistas, con la suficiente visión para identificar lo que una mayoría social piensa, y darles en el gusto, como forma de acceder al poder total). Gente que discrimina en sus prácticas sociales. Y lo que estamos haciendo como sociedad hoy es eso. Y por curioso que parezca, nadie parece darse cuenta.